Dicen que días pasados,
unas nubes traicioneras
descargaron tal pedrisco
en las tahúllas arroceras,
que en muchos de los bancales
del Río, Agra y Tabizna,
destrozaron las cosechas,
no dejando ni una brizna.
Es doloroso, en verdad,
que en un año tan boyante;
cuando se vislumbraba
una cosecha abundante,
surjan los imponderables
y hagan que los labradores,
como fruto de su afán
solo encuentren sinsabores.
Mas hemos de conformarnos
con lo que el cielo dispone;
y si este año ha querido
que nos falte el arroz bomba,
vendrá la compensación;
y las restantes cosechas
harán cantar alabanzas
en vez de llorar endechas.
Que así sea es mi deseo,
para que, estando contentos
no tengamos que decir,
como ahora:
LOLA MENTO