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MI PRIMER EMPLEO

Mes de publicación

Diciembre 1987

Publicado en

Solera

Cedente

Agustín Cifuentes
  • MI PRIMER EMPLEO
  • Alejandro Tomás Ibáñez (ATOMI)
  • Comenzaba el siglo veinte
    cuando Dios me trajo al mundo;
    y, desde entonces a agora
    ha sufrío un cambio profundo
    Hellín, en tos sus aspectos,
    es talmente diferente:
    en su extencsión, sus costumbres,
     su personal y su ambiente.

    Nací en la calle del Aire,
    en el sitio más agudo
    de tuicas esas alturas
    que tiene el Cerro Barbudo.

    Era lavaera mi maere;
    y mi paere, era albañil;
    y a mí, aun siendo una cría,
    me pusieron a servir,
    en una casa mu rica,
    que había criá y cocinera.
    A mí, por ser jovencica,
    me metieron de niñera,
    con un vestío mu majo,
    cofia y blanco delantal;
    por la tarde a la Glorieta,
    llevaba al niño a pasear.

    Pasé bien el primer año;
    pero ya, en el segundo,
    tuve que salir “de naja”
    huyendo de Don Facundo,
    que era el amo de la casa:
    un viejo enamoriscao,
    burriciego a más de bizco,
    que si pasaba a tu lao,
    te arreaba unos pellizcos
    que hacían un cardenal;
    y a un tiempo, el tío carcamal,
    con lascivo sonsonete,
    preguntaba a las muchachas:
    -Di, ¿te gusta el tocinete…?

    Pero Dios lo castigó,
    según yo agora discurro,
    pus, como el tío sinvergüenza
    no veía tres en un burro,
    un día, sintió venir
    una mujer, ende atrás;
    y creyendo que venía
    alguna de las “criás”,
    cuando estuvo junto a él,
    el dio un pellizco, el vejete,
    y, llenándola de babas,
    dijo lo del “tocinete”.
    Y, cual no sería su asombro
    cuando, al punto, oyó exclamar:
    -Pero…¿Qué haces y qué dices…?
    ¿Te has vuelto loco papá…?
    No hay que aclarar, si te fijas,
    que, a quien pellizcó el vejete,
    fue, mesmamente a su hija.
    Por estas y otras razones,
    manque era cuasi una nena,
    al ver aquel panorama,
    salí huyendo de la quema,
    y me fui, porque temía
    que quisiera ascenderme
    de niñera… a ama de cría.

    Como esto que os he contao
    no era un caso excepcional,
    sino que, en la mayoría
    de los casos, era igual.
    Pus, en donde había hombres,
    fueran viejos fueran mozos,
    a las “crías” las tomaban
    como piezas de retozo,
    creyéndose los señores
    que las chicas de servicio,
    al entrar en una casa,
    eran objeto propicio
    pa toas sus desvergüenzas,
    que, muchas de aquellas “probes”
    no podían impedir,
    ya que al negarse,
    sabían que la iban a despedir,
    lo que pa ellas suponía
    una terrible tragedia,
    pus, no tenían donde ir
    la mayoría de ellas…

    Asina que, por temor
    la que amparo no tenía
    había de tolerar
    to lo que el amo quería.

    Por eso yo, al ver aquello
    me fui a la calle del Aire,
    y en lo sucesivo fui
    lavaera, como mi maere.

    Así pasé sesenta años
    sin dedicarme a otra cosa
    que ir al lavaor del Panaero
    o al de Don Arturo Losa.

    Hoy, no tendría inconveniente
    de ser empleá de hogar,
    que es como llaman agora
    a las antiguas “criás”.
    Porque agora, esta misión
    está mu dignificá:
    las tratan con tó respeto
    y están disquia sindicás.

    En vez de cobrar un duro
    que ganaba alguna “enantes”,
    hoy, cualquier “chacha” recibe
    más de dos mil machacantes.

    Se las trata con cariño
    y están mu considerás;
    y el amo, sea viejo u joven
    las tiene que respetar.
    Se las mima, se las cuida,
    y tuicas sus desigencias,
    que, a veces, son excesivas
    se las admiten con paciencia.
    Hay algunas que desigen
    tener una habitación
    con aire acondicionao,
    con baño y televisión.

    Disfrutar, pa su descanso,
    dos días a la semana;
    y que en ellos, hasta le entren
    el desayuno a la cama.

    Salía tuicas las tardes,
    y no admiten el contrato
    si en la casa no hay parquet,
    lavaora y friegaplatos.

    Y que  no se atreva el ama
    a regañarle por ná,
    porque, si la contraría,
    lía el paquete y se va.

    Me alegro que agora tengan
    las chicas, tantas ventajas.
    Pero creo que debieran
    arretrecharse unas miajas;
    pus, con tantas desigencias
    y con salarios tan caros
    no extraña que las “criás”
    estén cuasi toas, en paro;
    porque el gasto que supone
    a tal extremo ha llegao,
    que solo puén mantenerlas
    los que sean potentaos.

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