LA CUEVA DE CAMPILLO
Mes de publicación
Noviembre 1990Cedente
Agustín Cifuentes- Alejandro Tomás Ibáñez (ATOMI)
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A los comienzos del Siglo,
el llamao MONTE CALVARIO,
era un arenoso cerro
estéril y solitario.Desde que, en el siglo quince,
según popular saber,
por expresa indicación
de SAN VICENTE FERRER,
cierto día, construyeron
un pequeño santuario
dedicao a conmemorar
los sucesos pasionarios
ocurríos en Tierra Santa;
en razón a que existía
una fuerte semejanza
entre el paraje nombrao
y EL GÓLGOTA, donde fue
el Señor crucificao.El lugar de referencia fue llamao
MONTE CALVARIO,
y estaba considerao,
con fervor extraordinario,
como un recinto sagrao.Nadie se atrevía a hollar
aquel lugar solitario,
sino que era para subir
disquie el mesmo Santuario
siempre, con finalidad expresa
de cumplir una promesa.
En el contorno del cerro
solo se llegó a observar
en una de sus laderas,
la boca de una oquedad,
que era una cueva profunda
la que se debió formar
por extraer, de ella, arena
desde tiempo inmemorial,
por tuicos los constructores
dedicaos a edificar.Produjo tanta extracción
una gran concavidad,
como excavá en un peñasco,
que ofrecía seguridad,
para refugiarse en ella,
y hasta poderla habitar.
Se cuenta, que un tal CAMPILLO,
güen Guardia Municipal,
hombre mu caritativo,
pensó que en tal oquedad,
se podría dar albergue,
manque fuá provisional,
a tos esos desgraciaos,
que se encuentran sin hogar,
y que, en las frígidas noches,
su único refugio, era
los poco resguardaos bajos
del Puente “e” la Sangraera.Dio cuenta el Señor Ancalde
de su proyecto altruista,
y, como se comprobó
que LA CUEVA estaba lista,
pa tornar en realidad
lo que se estaba pensando,
dispuso la Autoridad
que se publicara un bando
anunciando que, en tal Cueva
se podía pernoctar,
sin limitación de tiempo,
los que no tuvián lugar.Nombrando al citao CAMPILLO,
inspector, pa vigilar
que, dentro de aquel recinto,
se viviera con decencia,
y que, entre los refugiaos
existiera convivencia,
con facultad de expulsar
de la Cueva, al pordiosero
que se comportara mal,
molestando al compañero.Como el Guardia ejercía
Allí, mando total y sencillo,
fue conocío el lugar
como CUEVA DE CAMPILLO.
Como ya habrais onservao,
este sitio que, aguá, os digo,
ha sío, y aún sigue siendo,
un refogio de mendigos.
Allí encontraron albergue,
con carácter permanente,
a lo largo de los años,
disquia algunos indigentes.
Incluso hubo familias
que, por carecer de hogar,
pa vivir, en dicha Cueva
se hubieron de acomodar.
Y, manque los transeúntes
viven en promiscuidad,
aprovechando rincones
que naide quiso ocupar,
aquellos que, en tal lugar,
fijaron su residencia,
de manera permanente,
señalan sus pertenencias
mediante telas o tablas,
que allí se han ido poniendo,
formando como una especie
de varios compartimentos,
con clara finalidad
de no vivir, en la Cueva,
en plena promiscuidad.
Así se pobló esta Cueva;
y, así, en aquella “colmena”
a veces, mu numerosa,
vivieron, junto a mendigos,
familias menesterosas,
gentes que, con su trabajo,
no tenían lo suficiente
pa habitar en un hogar
decente e independiente.Vivían mozos de cuerda,
sirvientas, demandaderos,
asistentas, recaderos,
lañaores y paragüeros.
Mucho tiempo estuvo, allí,
rodeá, como un Castillo,
aislá, en un monte pelao,
nuestra CUEVA DE CAMPILLO.Pero, como entre las gentes
que pernoctaron allí,
hubo quien tenía nociones
del oficio de albañil,
desapareció el respeto
que se vanía observando,
pus, santificao el lugar
se venía considerando,
al percatarse la gente
que, por ser el Monte aquel
tierra de dominio público,
podía edificar en él,
sin que hubiera que pagar
el más mínimo estipendio,
por ocupar un solar,
empezaron a surgir,
de LA CUEVA, en derredor,
“güen” número de covachas
formás por la excavación
de tierras, en aquel Monte,
las que, formando rectángulos,
con la parte de desmonte,
que se había realizao,
con altura suficiente
pa colocarle un tejao,
sostenío por una tapia,
en su parte delantera,
dejando, en toa su extensión,
algunas amplias troneras,
para la puerta y ventanas,
formando así, habitaciones,
que estaban a teja vana.Ante tales construcciones,
tan sencillas y baratas,
en muchas gentes humildes
enseguía se percatan
de que, con facilidad,
con mu poquico trabajo
pueden tener propio hogar.Así en un tiempo record,
las “covachas” proliferan
hasta formar un gran núcleo
que, hoy es BARRIO DE LAS CUEVAS.Visto el auge extraordinario
que, con rapidez tomó
el nuevo Barrio e LAS CUEVAS,
enseguía allí acudió
gente de mayor talante,
costructores, comerciantes,
que, con vista, aprovechó
la gran oportunidad
que les ofrecía aquel Barrio
pa poder edificar,
casas en la superficie
pa establecer un negocio
o vivir cómodamente.Surgiendo de esta manera,
calles amplias y vistosas,
de agradable perspectiva
y fachadas mu vistosas,
porque, pa que luzcan mucho,
las mujeres hellineras,
en fachadas y ventanas,
plantan las enredaderas,
y crían, en sus ventanas,
pa que luzcan sus colores,
infinidad de macetas
con geraneos y ababoles.
Lo que, en un fuerte contraste,
al contemplar a la par,
la gran serie de “covachas”
de un carácter peculiar
a este Barrio de LAS CUEVAS,
tan popular y sencillo,
cuya gestación, se debe
a la CUEVA DE CAMPILLO,
que agora, ya solo sirve
pa que se puean refugiar
los mendigos transeúntes
que existen en la Ciudad.