HISTORIA DE DON MIGUEL
Cedente
Agustín Cifuentes- Alejandro Tomás Ibáñez (ATOMI)
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Un popular hellinero,
que llamaré DON MIGUEL, protagonizó la historia
que, agora, sus contaré.Era un hombre singular;
simpático, inteligente,
literato mu brillante,
educao, con don de gente.
Miembro de “güena” familia
con desahogá posición,
su juventud fue bohemia,
sin fija colocación,
solamente dedicao
a una vida placentera,
sin aprender un oficio
ni estudiar una carrera.Indolente y perezosa,
su vida se deslizaba
sin dedicarse a otra cosa
que asistir a las tertulias
de carácter literario,
o fundar y dirigir
diferentes Semanarios,
único medio que hallaba
para la publicación
de los poemas y artículos
nacíos de su inspiraciónSin tener otro recurso
que un mediano patrimonio,
se decidió DON MIGUEL
a contraer matrimonio,
se unió a MARIA DOLORES,
una prudente mujer,
guapa, lista y hacendosa,
que estaba pendiente de él.Dos hijas de corta edad
completaron la familia.
Dos muchachicas mu monas:
ANA MARÍA Y EMILIA.Mientras duraron los bienes
de la herencia paternal,
vivió aquella familia
con la pompa y dignidad
que correspondía llevar
entre nuestra población,
a gentes que se estimaban
de distinguía condición.Al casarse DON MIGUEL,
se acentuó más su abulia
y, en lugar de ir al Casino,
organizó una tertulia
en su propio domicilio,
a la que empezó a asistir
con una asidua frecuencia,
su amiguico JOSÉ LUIS,
aficionao como él,
a tuico lo literario,
y “güen” colaborador
en tuicos sus Semanarios.Junto a una panzuda jarra,
siempre llena de café,
pus, gran adicto del “mesmo”,
sin parar bebía de él,
pasaba todos los días
sin otra preocupación
que dar luz a algún poema
que nacía en su inspiración.MARÍA DOLORES, la esposa,
con simpatía, atendía,
a los varios tertulianos
que su esposo recibía.Entre tos los tertulianos
que solían asistir,
con el que más intimó
fue con dicho JOSÉ LUIS,
que era como uno de casa,
pus, no salía de allí.
El cuasi nulo producto
que daban los Semanarios,
incapaz para cubrir
siquiera lo necesario,
hizo que rápidamente,
se llegaran a agotar
los recursos que ofrecía
la herencia patrimonial,
llegando a esta familia
días de estrecha penuria,
surgiendo necesidades
de tal entidad y tal furia,
que para sobrevivir,
tuvo que prestar su ayuda,
el amigo PEPE LUIS.
Pa tratar de solventar,
tan difícil situación,
el “güeno” de DON MIGUEL
no encontró otra solución
que marcharse a la aventura,
buscando pa su vivir,
un sitio donde pudiera
tan solo con escribir
obtener lo necesario
para poder sufragar
el vivir de su familia,
que se quedó abandoná,
sin ningún otro recurso
para poder subsistir
que la ayuda que prestaba
el amigo JOSÉ LUIS.
JOSÉ LUIS no era otra cosa
que un modesto funcionario,
cuyas pertenencias eran,
naica más que su salario.Soltero y sin familiares,
vivía en una Pensión,
por lo que cuasi to el sueldo
se le iba en esta atención.
Y como se prolongó
la ayuda que hubo de hacer
a la indigente familia
de su amigo DON MIGUEL,
pa poder atender ésta,
voluntaria obligación,
precisó que JOSE LUIS
se fuera de la Pensión
y viviera como huésped
en casa de DON MIGUEL,
como si de la familia,
fuera integrante también.
Pero tan frecuente trato,
como tuvo que existir,
entre MARÍA DOLORES
y el amigo JOSÉ LUIS,
pese a la honradez de ella
y a los escrúpulos de él,
a la postre sucedió,
lo que había de suceder.Pus, precisaba ser santos,
para con tal situación,
no se hubiera presentao
la irresistible atracción
que se suele producir
donde dos, ca uno en su sexo,
juntos, han de convivir.
Olvidándose el respeto
que debía a DON MIGUEL,
“fuá” por agradecimiento
o por amor hacia él,
la joven MARÍA DOLORES
y su único protector,
acabaron por unirse
en incestuoso amor.
Casi un año se mantuvo
la irregular situación,
hasta que el tal DON MIGUEL encontró colocación
y conseguía la cual,
en Hellín se hizo presente
pa agradecer al amigo
esa ayuda permanente
que tuvo con su familia
y pa llevarse a su gente.La irregular situación
no se le pudo negar,
porque MARÍA DOLORES
se encontraba embarazá,
y ella, junto a JOSÉ LUIS,
tomaron la decisión
de, al infeliz DON MIGUEL
confesarle su traición,
dispuestos ambos, a dos,
con absoluta templanza,
a soportar con vergüenza
la merecía venganza.Mas DON MIGUEL, cabizbajo,
no hizo la menor protesta,
aceleró su regreso
y en cuanto estuvo dispuesta
su familia, se marcharon
a residir a Madrid,
de donde no regresaron.
Lo único que se supo
después, del tal DON MIGUEL,
es que otorgao su perdón
a su sufría mujer
y que llegó su altruismo
a recibir como propio,
al hijo que su mujer
había engendrao con otro,
al cual lo reconoció,
dándole sus apellidos
y educándolo con mimo,
le hizo brillar en las ciencias,
sin mentarle ni una vez
su irregular procedencia.
En tocante a JOSÉ LUIS,
pesaroso de su acción,
desapareció de Hellín.De su destino oficial,
pidió el traslado al instante
y consiguió su traslado
a la ciudad de ALICANTE.