GAMBERROS

Dicen que ciertos gamberros
de ese estilo que ahora abunda,
pasaron por varias calles,
y, cual fiera marabunta,
tomaron por diversión,
con cinismo y desenfado,
el destruir las farolas
y luces del alumbrado.

Mas, por fortuna esta vez,
esa vandálica hazaña
va a tener su merecido;
pues, con astucia y con maña
actuó nuestra policía,
de manera tan certera
que logró que los “gamberros”
durmieran en la perrera.

Preciso va siendo ya
de emprender una campaña
en contra de los desmanes
de “gentes” de esta calaña.
Y, sin más contemplaciones
ir a la eliminación
del que tiene mal instinto
o falta de educación.
Lo cual se conseguirá
si la autoridad procura
castigar el gamberrismo
con ejemplare “mano dura”,
en este caso flagrante,
sin perjuicio, claro está,
de poner al delincuente
bajo el fuero judicial.
Pasearía a estos fulanos,
con ejemplar corrección,
con un cartelón colgado
y la siguiente inscripción:

“Por actos de gamberrismo
y por mi execrable acción
de apedrear el alumbrado
que luce en la población,
me exponen, como animal
de instinto fiero y salvaje,
para que, en público sufra
de la vergüenza, el ultraje.

Y después en una plaza
los tendría varios días,
metidos en una jaula,
a ver si se corregían.

Al verlos no habría nadie
que mostrara descontento,
y no habría de seguro,
quien dijera:

LOLA MENTO