Tiene nombre de torero,
catalán es su apellido
y fue, por sus años mozos,
comerciante de tejidos.
Pero pronto sacudió
el yugo del mostrador
y se dedicó a granjero,
agente asegurador,
representante ,hortelano ,
constructor y negociante.
Fue el primero que, en España
hizo “un platillo volante”.
Hombre valiente y activo,
de gran imaginación,
emprendedor incansable,
alegre y simpaticón.
Concibe grandes proyectos,
pero , a la postre, se arredra
y lo que pensó hacer "boite"
se queda en una taberna.
Lo que dedicó, en principio
a salón de recepciones,
se convirtió en un prosaico
comercio de confecciones.
En una cosa tan solo
se mantuvo su criterio:
en montar un Gran Hotel,
hotel que vale un “Imperio”.
El cual tal fama adquirió
que la gente, por instinto,
en vez de su nombre actual,
le llama el “NO SE QUE…” GILTON.
JERINGUIQUE