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Don Juan Martínez Parras

Mes de publicación

Diciembre 1992

Publicado en

Solera

Cedente

Agustín Cifuentes
  • Don Juan Martínez Parras
  • Alejandro Tomás Ibáñez (ATOMI)
  • El mil novecientos treinta,
    su diecisiete de enero,
    falleció Martínez Parras,
    un perfecto caballero.

    Hoy esta biografía,
    yo le quiero dedicar
    que, aunque ha transcurrido tiempo,
    aún lo deben recordar
    todo el que lo conoció;
    que hombres de tal condición,
    quedan grabados, sin borrarse
    muy dentro del corazón.
    Don Juan, hombre de talento,
    todo él, bondad y simpatía,
    estuvo más de cinco años,
    rigiendo nuestra Alcaldía,
    con tal celo y entusiasmo,
    con tal acierto y ardor,
    que se dejó hasta su vida,
    porque Hellín fuera mejor.

    Este hombre no era hellinero,
    había nacido en Valencia;
    tanto quiso a nuestro pueblo
    que dedicó su influencia,
    su aliento y su dinamismo,
    trabajando, hora tras hora,
    para dar a nuestro pueblo
    todas aquellas mejoras
    que se pudieran soñar
    para que llegara a ser
    una vistosa Ciudad.

    Y así, sin dar importancia
    a críticas y maniobras,
    que todo el que actúa, las tiene,
    por buena que sea su obra,
    siguió firme en el camino
    que forjaba su ilusión,
    paso a paso, sin desmayo;
    sin una vacilación,
    sin que su afán decayera
    ante aquel clamor morboso,
    de injustas y acerbas críticas,
    de sectarios y envidiosos:
    “¡Qué locura, cielos santo!”
    Los montes van a parcelar.
    “Si hace tal cosa, se arruina
    la Hacienda Municipal”,
    decían los agoreros.
    Y aquella parcelación,
    fue una fuente de dinero
    que entró en el Ayuntamiento,
    en tan grandes proporciones
    que, lo que antes eran miles,
    se tornaron en millones.

    “¡Las Láminas que tenemos,
    dicen, que va a  liquidar!
    ¡Dios mío, que disparate,
    no se lo que va a pasar!”
    Y a pesar de tanto y tanto
    lamento desesperado,
    con este dinero, se hizo
    la Red de Alcantarillado,
    y se tendió la Red de Aguas,
    cuya renta viene a ser
    unas cien veces mayor
    que la que rendía el Papel.
    A mas de proporcionar
    a todo este vecindario
    la higiene y comodidad
    que les era necesarios.

    Y, sin hacer caso a nadie,
    derribó sin miramiento,
    aquel viejo caserón
    que albergó el Ayuntamiento, levantando en su lugar,
    ese otro edificio hermoso,
    que hoy alberga decoroso
    la Sede Municipal.
    Hizo una Cárcel Modelo,
    y donó sendos solares
    para que, allí se edificaran
    esos Grupos Escolares
    que con presencia señera,
    se alzan con dos baluartes
    de la Cultura Hellinera.

    Y en su desmedido afán
    de ser, al pueblo, agradable,
    organizaba en las fiestas,
    festejos inolvidables,
    con bellezas y atractivos
    de las cosas nunca vistas,
    que ponían de manifiesto
    su imaginación de artista.

    Y mucho más hubiera hecho
    su afán animoso y fuerte;
    pero, no pudo acabar;
    nos lo arrebató la muerte.

    Por eso, os pido hellineros,
    que el día de su aniversario,
    pidáis, con mucho fervor
    a la Virgen del Rosario,
    que, en la Gloria, donde está,
    porque a ella era acreedor,
    por su infinita bondad,
    le proteja, dulce y tierna,
    para que goce, en el Cielo,
    inefable paz eterna.

    Y al pasar por el Jardín,
    que, entre flores y entre arbustos,
    se levanta en su memoria,
    para a tu hijo ante su busto,
    y cuéntale al pequeñín
    esta edificante historia:
    Mira hijo mío, un caballero,
    le dirás con emoción,
    que, aunque no nació hellinero
    a Hellín dio su corazón.
    Y sintió por nuestro pueblo
    ilusión  tan desmedida,
    que porque fuera más grande,
    lo dio todo…hasta la vida.

    J. DE ARAGÓN

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