Al crearse la Arrocera
del río Mundo y Segura,
de Valencia vino a Hellín,
como técnico de altura.
Mas como era inteligente
y no se hallaba en la inopia,
enseguida vio el negocio
y creó fábrica propia.
Con su arroz, todo el mercado
invadió como una tromba,
y hasta el último rincón
hizo llegar su arroz bomba.
Siente, cual buen valenciano
por la música, pasión;
y allá por sus años mozos
cultivaba la canción;
oyéndose, en ocasiones,
su voz potente y pastosa,
cantando como barítono
en funciones religiosas.
Aunque no nació en Hellín
es entusiasta sincero
del pueblo y sus tradiciones,
como el mejor hellinero.
Solo por darle prestancia
y no por negocio vil,
poco después de “la guerra”
abrió un café: “El Marfil”
el que, pese a su elegancia
y excelente situación,
sin que nadie se lo explique,
duró una suplicación.
Hay quien, dice que la causa
de un durar tan pasajero
es porque el local olía
y no, por cierto, a ROMERO.
JERINGUIQUE