Tu costado me diste por morada
y el amor hizo de él mullido lecho;
cárcel fue para mi tu amante pecho
donde el alma quedose aprisionada.
Con tan suaves cadenas amarrada,
unida vive en TÍ con lazo estrecho,
esperando, Señor, en dulce acecho,
la ternura, sin par, de tu llamada.
Abre tus labios, que al brotar suave,
-más rumorosa que aleteo de ave,
tu palabra de amor, de paz, de fuego,
quiero llevada, con cuidado, al alma,
porque le de la apetecida calma
y en deliquio s de amor la abrase luego ...