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Desventuras de Macanaz

Cedente

Agustín Cifuentes
  • Desventuras de Macanaz
  • Alejandro Tomás Ibáñez (ATOMI)
  • Al hablar de MACANAZ
    en otra de mis historias,
    lo dejamos cuando estaba
    en la cumbre de sus glorias.
    Mas si pronta y merecida
    fue su ascensional poder,
    tampoco se hizo esperar
    su etapa de padecer.

    La empresa mas arriesgada
    de su notable actuación
    fue limitar los poderes
    de la Santa Inquisición,
    logrando destituir
    y, hasta hacerle desterrar
    al CARDENAL GUIDICI,
    Inquisidor General.

    Por mandato de su Rey,
    con MARTÍN DE MARAVALL,
    cosas de la Inquisición
    pasaron a investigar.
    Macanaz hizo un informe
    y, con toda decisión,
    propuso reformas drásticas
    de la Santa Inquisición.


    EL CARDENAL ALBERONI
    viendo que se pretendía
    despojar al Santo Oficio
    de su gran hegemonía,
    poniendo en juego su astucia,
    su poder y su influencia,
    gestiones que produjeron
    inmediatas consecuencias,
    pues, bajo el sutil pretexto
    de un quebranto de salud,
    que, a Macanaz exigía
    un periodo de quietud,
    se le cesó de los cargos
    que tenía de importancia
    y, con misión diplomática
    se le hizo marchar a Francia.

    Y, allí en París ocurrieron
    acciones tan inauditas
    que fue recluido en Pau
    en Convento de Jesuitas.

    Nueve años, permaneció en Pau, aprovechando los cuales,
    escribió diversos libros
    y frecuentes Memoriales
    solicitando se alzara
    su inaudita prescripción
    para poder emplearse
    en servir a la Nación,

    Pero ALBERONI Y GUADICI,
    que volvió a recuperar
    el cargo que antes tenía
    de INQUISIDOR General,
    no dejaron que llegara
    al Rey, ningún Memorial,
    de los que desde el destierro,
    le enviaba Macanaz,
    antes bien en el acoso
    a que lo tenían sujeto,
    la Inquisición consiguió
    que el Rey firmara un Decreto,
    imputando a Macanaz
    varios hechos delictivos,
    tales como ser apóstata
    y herético muy activo.


    En el siglo diecisiete
    y en su año, al morir
    Felipe Quinto, Felipe Sexto, fue Rey,
    quien libertó a MACANAZ
    de aquel destierro tan largo,
    otorgándole enseguida,
    un  muy importante cargo.
    Lo hizo Plenipotenciario
    para el Congreso de BREDA,
    para defender en él,
    con la fuerza que se pueda,
    los asuntos diplomáticos
    de capital importancia,
    respecto al tratao de UTRECH
    y a relaciones con Francia.

    Fue tan radical y fuerte
    en esto, su intervención,
    que al Rey le causó disgusto
    y de él, fue la perdición.

    Fue destituido del cargo
    y de forma perentoria,
    se le hizo volver a España,
    y cuando llegó a Vitoria
    ya lo estaban esperando
    para darle una “encerrona”
    y se lo llevaron preso,
    al castillo de Pamplona,
    mas no creyendo segura
    pa tal preso esta prisión,
    lo llevaron a Coruña,
    al Castillo SAN ANTÓN.


    Doce años estuvo preso
    y fue puesto en libertad
    al reinar CARLOS TERERO,
    un monarca liberal,
    que queriendo reparar
    muy lamentables errores,
    rehabilitó a Macanaz,
    volviéndole a sus favores.

    Mas hastiao y decepcionado
    por tanta persecución,
    muy delicado de salud
    por tan prolongá prisión
    y decrépito y cansado,
    tenía noventa y dos años,
    presintiendo que su vida,
    iba tocando a su fin,
    decidió dejar la Corte
    y refugiarse en Hellín.


    Mil setecientos setenta,
    viendo próximo el final
    de su vida, MACANAZ,
    otorgó su testamento,
    en el que tras de adjurar
    de su pertinaz acción
    queriendo quitar poder
    a la SANTA INQUISICIÓN,
    dio que quería morir
    como un perfecto cristiano,
    enterrao con el cordón
    y el hábito franciscano
    y que estuviera su tumba
    en la Capilla o rincón,
    llamao DE LA MISA DE ONCE,
    de la iglesia de LA ASUNCIÓN.

    El día trece de octubre
    del año que antes refiero,
    fallecía humildemente,
    tan singular hellinero.

    J. DE ARAGÓN

    DESVENTURAS DE MACANAZ

    Al hablar de MACANAZ

    en otra de mis historias,

    lo dejamos cuando estaba

    en la cumbre de sus glorias.

    Mas si pronta y merecida

    fue su ascensional poder,

    tampoco se hizo esperar

    su etapa de padecer.

    La empresa mas arriesgada

    de su notable actuación

    fue limitar los poderes

    de la Santa Inquisición,

    logrando destituir

    y, hasta hacerle desterrar

    al CARDENAL GUIDICI,

    Inquisidor General.

    Por mandato de su Rey,

    con MARTÍN DE MARAVALL,

    cosas de la Inquisición

    pasaron a investigar.

    Macanaz hizo un informe

    y, con toda decisión,

    propuso reformas drásticas

    de la Santa Inquisición.

    EL CARDENAL ALBERONI

    viendo que se pretendía

    despojar al Santo Oficio

    de su gran hegemonía,

    poniendo en juego su astucia,

    su poder y su influencia,

    gestiones que produjeron

    inmediatas consecuencias,

    pues, bajo el sutil pretexto

    de un quebranto de salud,

    que, a Macanaz exigía

    un periodo de quietud,

    se le cesó de los cargos

    que tenía de importancia

    y, con misión diplomática

    se le hizo marchar a Francia.

    Y, allí en París ocurrieron

    acciones tan inauditas

    que fue recluido en Pau

    en Convento de Jesuitas.

    Nueve años, permaneció en Pau, aprovechando los cuales,

    escribió diversos libros

    y frecuentes Memoriales

    solicitando se alzara

    su inaudita prescripción

    para poder emplearse

    en servir a la Nación,

    Pero ALBERONI Y GUADICI,

    que volvió a recuperar

    el cargo que antes tenía

    de INQUISIDOR General,

    no dejaron que llegara

    al Rey, ningún Memorial,

    de los que desde el destierro,

    le enviaba Macanaz,

    antes bien en el acoso

    a que lo tenían sujeto,

    la Inquisición consiguió

    que el Rey firmara un Decreto,

    imputando a Macanaz

    varios hechos delictivos,

    tales como ser apóstata

    y herético muy activo.

    En el siglo diecisiete

    y en su año, al morir

    Felipe Quinto, Felipe Sexto, fue Rey,

    quien libertó a MACANAZ

    de aquel destierro tan largo,

    otorgándole enseguida,

    un  muy importante cargo.

    Lo hizo Plenipotenciario

    para el Congreso de BREDA,

    para defender en él,

    con la fuerza que se pueda,

    los asuntos diplomáticos

    de capital importancia,

    respecto al tratao de UTRECH

    y a relaciones con Francia.

    Fue tan radical y fuerte

    en esto, su intervención,

    que al Rey le causó disgusto

    y de él, fue la perdición.

    Fue destituido del cargo

    y de forma perentoria,

    se le hizo volver a España,

    y cuando llegó a Vitoria

    ya lo estaban esperando

    para darle una “encerrona”

    y se lo llevaron preso,

    al castillo de Pamplona,

    mas no creyendo segura

    pa tal preso esta prisión,

    lo llevaron a Coruña,

    al Castillo SAN ANTÓN.

    Doce años estuvo preso

    y fue puesto en libertad

    al reinar CARLOS TERERO,

    un monarca liberal,

    que queriendo reparar

    muy lamentables errores,

    rehabilitó a Macanaz,

    volviéndole a sus favores.

    Mas hastiao y decepcionado

    por tanta persecución,

    muy delicado de salud

    por tan prolongá prisión

    y decrépito y cansado,

    tenía noventa y dos años,

    presintiendo que su vida,

    iba tocando a su fin,

    decidió dejar la Corte

    y refugiarse en Hellín.

    Mil setecientos setenta,

    viendo próximo el final

    de su vida, MACANAZ,

    otorgó su testamento,

    en el que tras de adjurar

    de su pertinaz acción

    queriendo quitar poder

    a la SANTA INQUISICIÓN,

    dio que quería morir

    como un perfecto cristiano,

    enterrao con el cordón

    y el hábito franciscano

    y que estuviera su tumba

    en la Capilla o rincón,

    llamao DE LA MISA DE ONCE,

    de la iglesia de LA ASUNCIÓN.

    El día trece de octubre

    del año que antes refiero,

    fallecía humildemente,

    tan singular hellinero.

    J. DE ARAGÓN

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